martes, 5 de mayo de 2009

Marea

Lo más obsceno que podría decirle, sería que no es necesario escuchar su voz. La marea inestable de vientos jodidos que sostienen esa mirada, pueden hacer estragos en los jardines más dulces. Son gestos intermedios entre las sutilezas de un nombre, olvidados acaso por la aparente falta de piedad del destino. Mutilados. Duplicados de manera nefasta en todos los ecos colectivos que la habitan. Sabe de caminos e historias. Son los restos de quienes murieron intentando cruzar el abismo entre párpado y párpado. Son las voces que describen con insistencia el pasaje imposible hacia un cielo robado. Y uno no hace más que delinear los bordes, hundirse y ser parte en un instante de su vida de sueños. De mares oscuros con secretos y palabras. De vidas pasadas. De azules vivos.

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