Florecen de tus dedos
las manos,
el increíble canto
a la piel,
y más de una mentira
disimulada.
Hay un encuentro
que de prohibido
se posterga,
y dos amantes
que no saben cómo
hacer para apagar
el deseo.
Se lloran en secreto,
se unen y se desarman,
se miman con palabras.
Se creen poesía aunque
no lleguen al tercer verso
sin sacarse la ropa,
y menos a escuchar
el grito sin sentido
de la conciencia moral.
Atacan desde la pluralidad
de la noche
a todo dique del orden
de la conciencia,
Se regalan un instante
de energía liberada
lejos de las formalidades
de la vida.
Y llegan más lejos
que cualquiera de nosotros,
que somos el público tímido
de una celebración,
en el encuentro lascivo
de dos almas perdidas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Astros en tu frente... delicia de comer con la mano cada gesto en tu universo. El vuelo de un ave que se desliza acechante me recuerda a tu canto. (¿Cantás para mi una vez más?)
Tentador. Maldita tentación de tu rima. Y lo que logra. A veces pienso que nos hemos escapado y otra vez, miles de relojes de arena (u otros) nos develan que no...
Repito, es tranquilizador saberte allí, intranquilizando en cada vuelta de esquina.
Intensidad pura, deseo manifiesto.
Publicar un comentario