viernes, 5 de septiembre de 2008

Sobre los encuentros

Florecen de tus dedos
las manos,
el increíble canto
a la piel,
y más de una mentira
disimulada.

Hay un encuentro
que de prohibido
se posterga,
y dos amantes
que no saben cómo
hacer para apagar
el deseo.

Se lloran en secreto,
se unen y se desarman,
se miman con palabras.

Se creen poesía aunque
no lleguen al tercer verso
sin sacarse la ropa,
y menos a escuchar
el grito sin sentido
de la conciencia moral.

Atacan desde la pluralidad
de la noche
a todo dique del orden
de la conciencia,
Se regalan un instante
de energía liberada
lejos de las formalidades
de la vida.

Y llegan más lejos
que cualquiera de nosotros,
que somos el público tímido
de una celebración,
en el encuentro lascivo
de dos almas perdidas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Astros en tu frente... delicia de comer con la mano cada gesto en tu universo. El vuelo de un ave que se desliza acechante me recuerda a tu canto. (¿Cantás para mi una vez más?)
Tentador. Maldita tentación de tu rima. Y lo que logra. A veces pienso que nos hemos escapado y otra vez, miles de relojes de arena (u otros) nos develan que no...

Repito, es tranquilizador saberte allí, intranquilizando en cada vuelta de esquina.

Maribel dijo...

Intensidad pura, deseo manifiesto.