El desgarro perfecto,
la marea,
el sueño en vida
de un color perdido.
El brillo inconsciente de
mil espejos
deshaciéndose en gotas
sobre el cuerpo desnudo,
Perdiendo el nombre
entre ecos y matices
sin control,
en un giro eterno de ruegos
salvajes.
El alma en escala
de grises,
los poros cansados
de gritar,
y un último suspiro
entrecortado
que carcome el sabor
de la luna nueva.
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