martes, 17 de junio de 2008

Poligamia de Almohadas I

Ella se da vuelta y cae de espaldas, rendida, sobre el borde derecho de la cama.
Él Tantea en la oscuridad hasta encontrar la mesa de luz, los puchos y el encendedor de plástico. Trata de dibujar su contorno en la penumbra. Se enrosca en las sábanas, enciende un cigarrillo y siente cómo se abren los pulmones con el humo en giros gastándole las membranas.

- La odio.

Ella mueve los labios sin mirarlo, ni siquiera intenta cambiar de posición.

- Siempre la terminás odiando.
- Es distinto, cada vez que me acuesto con vos, la odio un poquito más.
- Te estás enamorando.
- Si, y es horrible.
- Pocas veces te escuché decir tanto la palabra “odio”, y eso que sumamos tantas noches ya, que me parece una tarea imposible contarlas todas.
- Así todo, me sigue sorprendiendo que no te moleste que siga pensando en ella.
- Y a mi me asombra que te preocupes por eso.

Tira la ceniza en el suelo y se queda pensando. El humo es azul, vibrante e hipnótico. Las sombras decoran las paredes despintadas. Las estrellas se perdieron o se aburrieron de las historias repetidas con finales predecibles.

- Tampoco te molesta que siempre escriba para ella.
- Es una afirmación un tanto estúpida, nadie sabe a quién le escribe. Eso es lo hermoso del arte. Y una de las razones por las cuales estoy en tu cama, sin importar que la nombres, o que el piso esté sucio, o que el aire esté tan viciado.
- La odio.
- Lo decís como esperando que te explique el por qué.
- Como siempre. Por eso que dejo que estés en mi cama aunque piense en ella, o aunque todo sea un desastre, incluyendo mi persona.
- Te molesta y te atrapa tanto como todo lo que no podés explicar. Lo mismo te pasa conmigo. Pasame un pucho.

La lluvia golpea fuerte contra las ventanas, hace frío y afuera las calles se tapan de hojas muertas. La gente gris se defiende con paraguas viejos, el viento aviva las cenizas de los amores lascivos, las vírgenes se resquebrajan en los altares del tiempo, y los sueños se suceden infinitos. Es otoño. Triste y hermoso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin palabras... gracias :D Hadita