Todo parte del sueño. La ventana onírica se transforma en un juego de espejos que esperan empañados el regreso intermitente de los años-silencios. Hay un hombre (sólo uno) que por no estar atado, necesita aferrarse al mundo. Se abraza con el cuerpo sin sombra para no caer en el lago del tiempo. Y como el agua es difusa y se borronea el contorno, sabe que su seguridad es arbórea.Por eso los árboles pueden ser violáceos nacarados o persianas en el día. Son (somos) islas.
Pero lo imponente es el espejo. Porque aunque estemos enfrentados, nos muestra el pasado. Y en el medio un bosque perfecto.
Pero no nos vemos. El ojo marmolado hasta las fugas más intensas no nos capta. Y es que nos perdimos en el todo. O nos perdieron. Y aunque persista el reflejo transgresor, hace tiempo que dejaron de buscarnos. Y no había nada más hermoso que amanecer sobre tu nombre. Y no importaba si el paisaje era o no era de mentira, porque era nuestro y lo soñamos.
Por eso no hay cielo. Porque el cielo es para los que vivien en la superficie del color, y no ven las historias de las almas escondidas.
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1 comentario:
juanpi, se te extraña mucho putaso!!!
volve!!! o invitans alla!!
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