viernes, 19 de diciembre de 2008

Las decisiones son sin garantías.

Las decisiones son sin garantías.

Así como suena. Es una frase prestada bastante efectiva (siempre admiré a quienes tienen esa capacidad de síntesis). Las verdaderas decisiones no pueden tener garantía de nada, tienen que hacer llamado a la no existencia de la posibilidad, de la condición o de la permanencia. Una decisión con garantías, asegurada, es mero conformismo narcisita (a riesgo de caer en lo obsesivo), una ilusión de decisión que le permite a uno seguir dudando, mantener la espera y el deseo inalcanzable pero a mano. La decisión es una escisión camuflada con una “d” para distraernos del riesgo, para mantenernos velados, dormidos, insatisfechos sin llegar a estar incómodos.
Ahora bien, no hay que confundirse. La decisión plantea un momento, un intervalo particular que desemboca en el acto o en el no-acto. Y aunque logremos el acto, aún sin garantías, estamos lejos de realizar una hazaña.

Podemos intentar hacer uso de la abstracción (capacidad muy venida a menos) e imaginarnos una cadena de pasos, un camino. Son los mismos pasos de siempre, son iguales y por dejar de ser uno y estar unidos, son distintos. Pero siempre es la misma cadena de pasos, que hasta pareciera no seguir una línea recta, sino más bien, constituir un círculo. La decisión hace dar un paso ambiguo en el que el siguiente define la ruptura (o no) del círculo. Si hay garantías, si existe la seguridad, entonces el paso extiende un poco más la trama del círculo, dando la sensación ilusoria de apertura. El tiempo no cuenta porque es inexistente, pero podemos hacer un nuevo intento de abstracción e imaginarnos el momento siguiente en el que el círculo vuelve a aparecer, volviendo a la insatisfacción (finalmente no tan despreciable) soportable. Esa es una decisión falsa.

La decisión tomada sin garantías conlleva al acto. O casi.

El acto es el momento en el que dejamos de ser para ser otro: distinto y sin vuelta atrás. El acto necesariamente emerge cuando dejamos de pensar (o de hablar). Si hay acto no hay pensamiento, no hay lenguaje en juego y eso necesariamente lleva a no ser. Somos efecto del lenguaje, y si no hay lenguaje sino acto, dejamos de ser un instante, para ser de otra forma. Pero el acto no es una hazaña, por más esfuerzo que lleve. Porque una hazaña es lo que hacen los héroes. Y cuando uno es héroe, lo es por el veredicto con el que lo juzgan los otros. Uno realiza una hazaña cuando todo lo que hace es acorde al deseo de los otros (del Otro). El acto no posee legalidad. El acto es ponerse inmediatamente delante de uno, ahí donde está el deseo. Ahí está la motivación: ir tras el deseo… y alcanzarlo. Alcanzarlo a costa de todo y de todos, romper la legalidad de nuestro universo simbólico y sufrir la angustia consecuente.

Por eso las decisiones nunca son fáciles. Porque lo que está en juego es el deseo de uno. Y uno en las dos posibilidades: como uno mismo o como ese otro. Porque no podemos ser uno sin ese otro que cierra y estabiliza la barrera imaginaria que nos hace decir “yo”.

Claro está que también existe la posibilidad de mirar desafiante al deseo, parado sobre la valentía de la decisión, y luego bajar la mirada y volver al círculo. Pero esta vez, un poquito más insatisfechos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

..garantías.. decisiones.. alguna vez la noche se hará día de golpe y va a golpearnos con los reflejos de los espejos hasta ese entonces apagados. Dentro de no mucho, el suelo será cielo. El mar, ya hoy mezclado con la tierra va a revolcarse sin esperar a no ser juzgados.

decisiones.. consecuencias.. alguna vez te miré y te lo dije todo y me miraste y me educaste de un soplo. No por ignorante sino por ser un ser a prueba de reglas... Por carente de respeto.

consecuencias.. deseos... quizás a merced de tus ojos; tal vez por el filo de tu aliento hecho brisa candente en mis esquinas; puede también que por el intenso carmesí borroneado a la fuerza en tu boca aún creo encontrarme en algunas líneas, en alguna expresión certera y que por lógica, golpea.

yo... tiempo... decisiones... deseos... y una carta abierta al mundo mágico del no se qué, del no se cuanto, ni cuando.

Distorsion y Durruti dijo...

nose porque mientras leía me hiciste acordar a una balanza. Era como que me hacía acordar a algo sobre el equilibrio. Imaginé por un momento estar suspendido en una cuerda floja con un palo de hierro en las manos.

Me moviste.



Leo

Anónimo dijo...

El acto implica dejar de pensar? ... no necesariamente. Para efectuar un acto debe de haber un razonamiento previo en el cual uno toma la desicion de llevar a cabo una accion.
La capacidad de razonamiento es uan de las cualidades del ser humano,sin contar que los actos no se remiten a meros actos de supervivencia como los animales.
El lenguaje es la funcion de comunicacion por excelencia generalmente poner en palabras ciertas cosas te llevan en un futuro a actuar... o no. Te llevan a tomar la desicion.
Y si actuar implica el cese del pensamiento entonces, cuando pensamos? Al momento de realizar el acto uno no lo hace por impulso sino que hay una previa meditacion al respecto, a la cual llamamos pensamiento, que te lleva al acto...
quizas algunas personas se quedan pensando y no actuan y otras actuan por demas pensando poco pero no son excluyentes ambas... nos vemos

Juampi dijo...

Es un buen punto, pero no era a lo que apuntaba.

Uno siempre piensa antes, mientras piensa es sujeto. Sujeto sujetado al lenguaje. Pero realizar un acto en el sentido pleno, necesariamente conlleva el dejar de pensar / dejar de ser. Des-sujetarse.

Cosa distinta son las acciones, hacer, hacemos todo el tiempo. Cuando hablo de acto, hablo solamente según la difinición explicitada, pero no hay que entenderla como meras acciones, sino el peso del acto no tendría sentido.

Las personas que se quedan pensando, no dejan de ser en ningún momento, por lo que el cambio se reduce al mínimo.

Me encanta que la gente comente así, muchísimas gracias por hacerlo.

Anónimo dijo...

Sigo pensando que al efectuar un acto no dejamos de ser ni de pensar. Uno podria estar haciendo algo y pensando en otra cosa, ahi es cuando se ve que uno no da el 100% en el acto ejecutado.
Me parece que quizas estas muy ligado a una teoria que puede ser buena pero no es una ciencia exacta, todo es relativo a variacion, nada es constante.
Ademas que seria realizar un acto en el sentido pleno? Quien dijo que eso es asi y como debe ser, y quien me prueba a mi que eso es de ese modo y no de otro.
Esta bueno aprehender pero esta mejor que uno pueda desligarse de eso y pensar que no todo es tal como esta escrito.
ES un flash.....

Anónimo dijo...

Sigo pensando que al efectuar un acto no dejamos de ser ni de pensar. Uno podria estar haciendo algo y pensando en otra cosa, ahi es cuando se ve que uno no da el 100% en el acto ejecutado.
Me parece que quizas estas muy ligado a una teoria que puede ser buena pero no es una ciencia exacta, todo es relativo a variacion, nada es constante.
Ademas que seria realizar un acto en el sentido pleno? Quien dijo que eso es asi y como debe ser, y quien me prueba a mi que eso es de ese modo y no de otro.
Esta bueno aprehender pero esta mejor que uno pueda desligarse de eso y pensar que no todo es tal como esta escrito.
ES un flash.....

Jesi. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Jesi. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.