Ante los ruidos: un manto de lluvias, un cielo que se quiebra, la ambigüedad de los colores.
Para lo días de tormenta: los pasos al revés, los saltos eléctricos en el parpadear, la búsqueda del fuego.
Para los inviernos que congelan: borronear las caras, tramar los mapas en la superficie del café, abrir la delicias de uno mismo.
Silenciar.
Apagar cada una de las voces con los dedos mojados.
Suspender.
martes, 6 de junio de 2017
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